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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Job 1-3

Las calamidades de Job

Había en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre cabal y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

Y le nacieron siete hijos y tres hijas.

Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón el más grande de entre todos los orientales.

Y solían sus hijos hacer banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.

Y cuando habían pasado en turno los días del convite, Job les mandaba llamar para purificarlos, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos y habrán maldecido a Dios en sus corazones. De esta manera hacía cada vez.

Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.

Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De recorrer la tierra y de andar por ella.

Y dijo Jehová a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón cabal y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?

Respondió Satanás a Jehová: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?

10 ¿No le has rodeado con una valla de protección a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus rebaños se han desparramado por el país.

11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.

12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.

13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito,

14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando tus bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,

15 cuando irrumpieron los sabeos y los arrebataron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente yo he escapado para darte la noticia.

16 Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Cayó del cielo fuego de Dios, y abrasó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente yo he escapado para darte la noticia.

17 Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente yo he escapado para darte la noticia.

18 Entretanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;

19 y un fuerte viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y han muerto; y solamente yo he escapado para darte la noticia.

20 Entonces Job se levantó, rasgó su manto, rasuró su cabeza, se postró en tierra en humilde adoración,

21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová me lo dio, y Jehová me lo quitó; sea bendito el nombre de Jehová.

22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.

Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De dar una vuelta por la tierra, y pasearme por ella.

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón cabal y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?

Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.

Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.

Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con unas llagas malignas desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

Y tomaba Job un trozo de tiesto para rascarse con él, y estaba sentado sobre las cenizas de la basura.

Entonces le dijo su mujer: ¿Aún persistes en tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.

10 Y él le dijo: Hablas como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas. ¿Qué? ¿Aceptaremos de Dios el bien, y el mal no lo aceptaremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

11 Tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse con él y para consolarle.

12 Los cuales, al verlo desde lejos, no lo reconocieron, y prorrumpieron en llanto con gran clamor; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas y hacia el cielo.

13 Luego se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

Job maldice el día en que nació

Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.

Y exclamó Job, y dijo:

Perezca el día en que yo nací,
Y la noche en que se dijo: Un varón acaba de ser concebido.
Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni resplandezca sobre él la luz.
Reclámenlo por suyo las tinieblas y sombras de muerte;
Repose sobre él un denso nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
Que aquella noche la posea la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni figure en el número de los meses.
¡Oh, que fuera estéril aquella noche,
Que no se oyera canción alguna en ella!
Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Espere la luz, y no llegue,
Ni vea los párpados de la mañana;
10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos el sufrimiento.

11 ¿Por qué no morí yo en la matriz,
O expiré al salir del vientre?
12 ¿Por qué me acogieron dos rodillas?
¿Y a qué dos pechos para que mamase?
13 Pues ahora estaría yo yacente, y reposaría;
Dormiría, y entonces tendría descanso,
14 Con los reyes y con los consejeros de la tierra,
Que edifican para sí áridos mausoleos;
15 O con los príncipes que poseían el oro,
Que llenaban de plata sus casas.
16 ¿Por qué no fui enterrado secretamente como abortivo,
Como los pequeñitos que nunca vieron la luz?
17 Allí los impíos dejan de perturbar,
Y allí descansan los de agotadas fuerzas.
18 Allí también reposan los cautivos;
No oyen la voz del capataz.
19 Allí están el chico y el grande,
Y el esclavo está libre de su dueño.

20 ¿Por qué dar luz a un desdichado,
Y vida a los de ánimo amargado,
21 Que esperan la muerte, y no llega,
Aunque la buscan más que tesoros;
22 Que se alegran sobremanera,
Y se gozan cuando hallan el sepulcro?
23 ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por dónde ha de ir,
Y a quien Dios ha cercado por todas partes?
24 Pues mis suspiros son mi pan de cada día,
Y mis gemidos corren como aguas.
25 Porque el temor que me espantaba me ha sobrevenido,
Y me ha acontecido lo que yo temía.
26 No he tenido tranquilidad ni calma, ni tuve reposo,
Sino que me sobrevino turbación.

1 Corintios 14:1-17

Más sobre los dones espirituales

14 Procurad alcanzar el amor; y desead con celo los dones espirituales, especialmente que profeticéis.

Porque el que habla en lenguas, no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, sino que en espíritu habla misterios.

Pero el que profetiza, habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

Así que, querría que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque el que profetiza es superior al que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

Así pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿de qué provecho os seré, si no os hablo con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con enseñanza?

Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dan distinción de notas, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?

Y si la trompeta da un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla?

Así también vosotros, si por la lengua no dais palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.

10 Tantas clases de lenguas hay, seguramente, en el mundo, y ninguna de ellas carece de significado.

11 Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí.

12 Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.

13 Por lo cual, el que habla en lenguas, pida en oración poder interpretarlas.

14 Porque si oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

16 Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de oyente sencillo, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias?; pues no sabe lo que estás diciendo.

17 Porque tú, a la verdad, das gracias bien; pero el otro no es edificado.

Salmos 37:12-29

12 Maquina el impío contra el justo,
Y rechina contra él sus dientes;
13 El Señor se reirá de él;
Porque ve que le llega su día.

14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.
15 Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.

16 Más vale lo poco del justo,
Que las muchas riquezas del impío.
17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.

18 Conoce Jehová los días de los íntegros,
Y la heredad de ellos será para siempre.
19 No serán avergonzados en tiempo de escasez,
Y en los días de hambre serán saciados.

20 Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la lozanía de los prados
Serán consumidos; se disiparán como el humo.

21 El impío toma prestado, y no devuelve;
Mas el justo tiene misericordia, y da.
22 Los que Dios bendice heredarán la tierra;
Y los que él maldice serán destruidos.

23 Por Jehová son afianzados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
24 Cuando cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.

25 Joven fui, y ya he envejecido,
Y no he visto al justo desamparado,
Ni a su descendencia mendigando el pan.
26 En todo tiempo tiene misericordia y presta;
Y su descendencia es una bendición.

27 Apártate del mal, y haz el bien,
Y tendrás para siempre una morada.
28 Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.
29 Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.

Proverbios 21:25-26

25 El deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.
26 Hay quien todo el día codicia;
Pero el justo da sin escatimar.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.