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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Jeremías 39-41

Caída de Jerusalén

39 En el noveno año de Sedequías, rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron.

Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes, se abrió brecha en el muro de la ciudad.

Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y acamparon a la puerta de en medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebó, Sarsequim el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los demás príncipes del rey de Babilonia.

Y viéndolos Sedequías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino del Arabá.

Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Riblá en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le sentenció.

Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías en presencia de éste en Riblá, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá.

Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le aprisionó con cadenas para llevarle a Babilonia.

Y los caldeos incendiaron la casa del rey y la casa del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén.

Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los transportó a Babilonia.

10 Pero Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades en aquel día.

Nabucodonosor cuida de Jeremías

11 Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán, capitán de la guardia, acerca de Jeremías, diciendo:

12 Tómale y vela por él, y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te diga.

13 Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los jefes superiores del rey de Babilonia,

14 enviaron y tomaron a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevase a su casa; y vivió entre el pueblo.

Dios promete librar a Ébed-mélec

15 Y había venido palabra de Jehová a Jeremías, mientras estaba preso en el patio de la cárcel, diciendo:

16 Ve y habla a Ébed-mélec etíope, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y se cumplirán en aquel día en presencia tuya.

17 Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes.

18 Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque pusiste tu confianza en mí, dice Jehová.

Jeremías, liberado

40 La palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, le dejó marchar desde Ramá, cuando le tomó estando atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia.

Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar;

y lo ha traído y hecho Jehová según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no atendisteis a su voz, por eso os ha venido esto.

Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo velaré por ti; pero si te parece mal venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve adonde mejor y más cómodo te parezca ir.

Si prefieres quedarte, vuélvete a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve adonde te parezca más cómodo ir. Y le dio el capitán de la guardia provisiones y un presente, y le despidió.

Se fue entonces Jeremías a Gedalías, hijo de Ahicam, a Mizpá, y habitó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.

Cuando todos los jefes del ejército que estaban por el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías, hijo de Ahicam, para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y los pobres de la tierra que no fueron deportados a Babilonia,

vinieron luego a Gedalías en Mizpá; esto es, Ismael, hijo de Netanías, Johanán y Jonatán, hijos de Carea, Seraías, hijo de Tanhumet, los hijos de Efay netofatita, y Jezanías, hijo de un maacateo, ellos y sus hombres.

Y les juró Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.

10 Y he aquí que yo habito en Mizpá, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlos en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.

11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán,

12 todos estos judíos regresaron entonces de todos los lugares adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpá; y recogieron vino y abundantes frutos.

Conspiración de Ismael contra Gedalías

13 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpá,

14 y le dijeron: ¿No sabes que Baalís, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael, hijo de Netanías, para matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no les creyó.

15 Entonces Johanán, hijo de Carea, habló a Gedalías en secreto en Mizpá, diciendo: Yo iré ahora y mataré a Ismael, hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá. ¿Por qué te ha de matar, y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá?

16 Pero Gedalías, hijo de Ahicam, dijo a Johanán, hijo de Carea: No hagas esto, porque es falso lo que tú dices de Ismael.

41 Aconteció en el mes séptimo que vino Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisamá, de la descendencia real, y algunos príncipes del rey y diez hombres con él, a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpá; y comieron pan juntos allí en Mizpá.

Y se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.

Asimismo mató Ismael a todos los judíos que estaban con Gedalías en Mizpá, y a los soldados caldeos que allí estaban.

Sucedió además, un día después que había matado a Gedalías, cuando nadie lo sabía aún,

que vinieron unos hombres de Siquem, de Siló y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba, harapientos y arañados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová.

Y de Mizpá les salió al encuentro, llorando, Ismael el hijo de Netanías. Y aconteció que cuando los encontró, les dijo: Venid a Gedalías, hijo de Ahicam.

Y cuando llegaron dentro de la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, los degolló, y los echó dentro de una cisterna, con ayuda de los hombres que con él estaban.

Mas entre aquellos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo escondites de trigo, cebada, aceite y miel. Y los dejó, y no los mató como a sus hermanos.

Y la cisterna en que echó Ismael todos los cuerpos de los hombres que mató a causa de Gedalías, era la misma que había hecho el rey Asá para prevenirse de Baasá rey de Israel; Ismael, hijo de Netanías, la llenó de muertos.

10 Después llevó Ismael cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpá, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpá, el cual, Nabuzaradán, capitán de la guardia, había encomendado a Gedalías, hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías, y se fue a pasarse a los hijos de Amón.

11 Y cuando oyeron Johanán, hijo de Carea, y todos los jefes de la gente de guerra que estaban con él, todos los crímenes que había hecho Ismael, hijo de Netanías,

12 entonces tomaron a todos los hombres y fueron a pelear contra Ismael, hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que está en Gabaón.

13 Y aconteció que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Carea, y a todos los capitanes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron.

14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpá se volvió y se fue al lado de Johanán, hijo de Carea.

15 Pero Ismael, hijo de Netanías, escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón.

16 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de la gente de guerra que estaban con él tomaron a todo el resto del pueblo que habían recobrado de mano de Ismael, hijo de Netanías, a quienes éste llevó de Mizpá después de haber matado a Gedalías, hijo de Ahicam; hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, que Johanán había hecho volver de Gabaón;

17 y fueron y habitaron en Gerut-quimam, que está cerca de Belén, con el propósito de meterse en Egipto,

18 pues temían a los caldeos, por haber dado muerte Ismael, hijo de Netanías, a Gedalías, hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.

2 Timoteo 1

Saludo

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús,

a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de parte de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor.

Fidelidad y dinamismo

Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;

deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;

trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.

Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de cordura.

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,

quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos,

10 pero que ahora ha sido manifestada mediante la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual abolió la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio,

11 para el cual yo fui puesto como predicador, apóstol y maestro de los gentiles.

12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

13 Retén el modelo de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.

14 Guarda el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros.

15 Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes.

16 Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas,

17 sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló.

18 Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y tú sabes muy bien los servicios que prestó en Éfeso.

Salmos 90-91

Libro IV

La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre

Oración de Moisés, varón de Dios.

90 Señor, tú nos has sido por refugio
De generación en generación.
Antes que naciesen los montes
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

Reduces al hombre hasta convertirlo en polvo,
Y dices: Volved, hijos de los hombres.
Porque mil años delante de tus ojos
Son como el día de ayer, que pasó,
Y como una de las vigilias de la noche.

Los arrebatas como con torrente de aguas; son como un sueño,
Como la hierba que brota en la mañana.
En la mañana florece y crece;
A la tarde es cortada, y se seca.

Porque con tu furor somos consumidos,
Y con tu ira somos trastornados.
Pusiste nuestras culpas delante de ti,
Nuestras faltas ocultas, a la luz de tu mirada.

Porque todos nuestros días marchan a su ocaso a causa de tu ira;
Se acaban nuestros años como un suspiro.
10 Los años de nuestra vida son setenta años;
Y, en los más robustos, hasta ochenta años;
Con todo, su fortaleza es molestia y trabajos,
Porque pronto pasan, y volamos.

11 ¿Quién conoce el poder de tu ira,
Y quién conoce tu enojo como los que te temen?
12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
Que entre la sabiduría en nuestro corazón.

13 Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.
14 De mañana sácianos de tu misericordia,
Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
15 Alégranos a la medida de los días en que nos afligiste,
Y de los años en que vimos el mal.
16 Manifiéstese a tus siervos tu obra,
Y tu gloria, a sus hijos.
17 Descienda el favor del Señor, nuestro Dios, sobre nosotros,
Y ordena en nosotros la obra de nuestras manos;
Confirma tú la obra de nuestras manos.

Morando bajo la sombra del Omnipotente

91 El que habita al abrigo del Altísimo
Y mora bajo la sombra del Omnipotente,
Dice a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confío.
Él te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la retribución de los impíos.

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo, por tu habitación,
10 No te sobrevendrá ningún mal,
Y ninguna plaga tocará tu morada.

11 Pues a sus ángeles dará orden acerca de ti,
De que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.

Proverbios 26:1-2

26 Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega,

Así no conviene al necio la honra.
Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo,
Así la maldición sin motivo no llega a término.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.