The Daily Audio Bible
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El deber del atalaya
33 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando traiga yo la espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tome un hombre de entre ellos y lo ponga por atalaya,
3 si, cuando él vea venir la espada sobre la tierra, toca trompeta y avisa al pueblo,
4 entonces cualquiera que oiga el sonido de la trompeta y no se aperciba, si la espada llega y lo quita de en medio, su sangre será sobre su propia cabeza.
5 Oyó el sonido de la trompeta, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mientras que si se hubiese apercibido, habría librado su vida.
6 Pero si el atalaya ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no se apercibe, y viniendo la espada, quita a alguien de en medio de ellos, éste es quitado de en medio por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.
7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel; cuando oigas la palabra de mi boca, los amonestarás de mi parte.
8 Cuando yo diga al malvado: Oh malvado, de cierto morirás, si tú no hablas para apercibir al malvado de su mal camino, el malvado morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.
9 Pero si tú avisas al malvado de su camino para que se aparte de él, y él no se aparta de su camino, él morirá por su pecado, pero tú habrás librado tu vida.
Mensaje de justicia
10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habláis así, diciendo: Nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?
11 Diles: Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se vuelva el malvado de su camino, y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué queréis morir, oh casa de Israel?
12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día de su transgresión; y la impiedad del impío no le causará tropiezo el día que se vuelva de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que peque.
13 Cuando yo diga al justo: De cierto vivirás; si él, confiado en su justicia, comete iniquidad, ninguna de sus justicias será recordada, sino que morirá por la iniquidad que cometió.
14 Y cuando yo diga al impío: De cierto morirás; si él se convierte de su pecado, y practica el derecho y la justicia,
15 si el impío restituye la prenda, devuelve lo que haya robado, y camina en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
16 No se le recordará ninguno de los pecados que había cometido; ha practicado el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.
17 Y aún dicen los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.
18 Cuando el justo se aparte de su justicia y cometa iniquidad, morirá por ello.
19 Y cuando el impío se aparte de su impiedad y practique el derecho y la justicia, vivirá por ello.
20 Y aún decís: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.
Nuevas de la caída de Jerusalén
21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido tomada.
22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, antes de que él llegase a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no estuve mudo por más tiempo.
23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.
25 Por tanto, diles: Así dice el Señor Jehová: Coméis con sangre, y alzáis vuestros ojos a vuestros ídolos, y derramáis sangre. ¿Y poseeréis vosotros la tierra?
26 Estáis sobre vuestras espadas, hacéis abominación y contamináis cada cual a la mujer de su prójimo. ¿Y habréis de poseer la tierra?
27 Les dirás así: Así dice el Señor Jehová: Vivo yo, que los que están entre las ruinas, de cierto caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo lo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, morirán de peste.
28 Y convertiré la tierra en la mayor soledad, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase por ellos.
29 Entonces sabrán que yo soy Jehová, cuando yo haya convertido la tierra en la mayor soledad, por todas las abominaciones que han cometido.
30 Y en cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo que hablan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid, os ruego, y oíd qué palabra viene de Jehová,
31 y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, y oyen tus palabras pero no las ponen por obra; antes hacen halagos con sus bocas, pero el corazón de ellos anda en pos de su avaricia,
32 y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, de alguien que tiene voz agradable y toca bien un instrumento; así que oyen tus palabras, pero no las ponen por obra;
33 cuando esto venga (y está viniendo ya), sabrán que ha habido un profeta entre ellos.
Profecía contra los pastores de Israel
34 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así dice el Señor Jehová: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño?
3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana, degolláis la engordada; mas no apacentáis a las ovejas.
4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con violencia y con dureza.
5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:
8 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que por cuanto mi rebaño fue expuesto al pillaje y a ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; y mis pastores no buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
9 por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová.
10 Así dice el Señor Jehová: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; y los pastores ya no se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, para que no les sirvan más por comida.
11 Porque así dice el Señor Jehová: Aquí estoy yo; yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las recogeré.
12 Como recoge su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así recogeré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la densa oscuridad.
13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, junto a los arroyos, y en todos los lugares habitables del país.
14 Las apacentaré en buenos pastos, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en un buen redil, y serán apacentadas con pastos suculentos sobre los montes de Israel.
15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo las haré reposar, dice el Señor Jehová.
16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas destruiré a la engordada y a la fuerte; las apacentaré con justicia.
17 Y en cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Jehová: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.
18 ¿Os parece poco el haberos alimentado con lo mejor de los pastos, para que también pisoteéis con vuestros pies lo que queda de vuestros pastos; y que habiéndoos bebido las aguas claras, enturbiéis además con vuestros pies las que quedan?
19 Así que mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.
20 Por eso, así les dice el Señor Jehová: He aquí que yo, sí, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca,
21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis.
22 Por tanto, yo salvaré a mis ovejas, y nunca más servirán para el pillaje; y juzgaré entre oveja y oveja.
23 Y suscitaré para ponerlo al frente de ellas a un solo pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.
24 Y yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.
25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.
26 Y haré de ellas y de los alrededores de mi collado una bendición, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.
27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará sus productos, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haya roto las coyundas de su yugo, y los libre de manos de los que los han tenido esclavizados.
28 No volverán a ser presa de las naciones, ni las devorarán las fieras de la tierra; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante.
29 Y levantaré para ellos un plantío de renombre, y nunca más serán consumidos de hambre en la tierra, ni serán jamás avergonzados por las naciones.
30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, dice el Señor Jehová.
31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, sois hombres, y yo soy vuestro Dios, dice el Señor Jehová.
Deberes cristianos
13 Permanezca el amor fraternal.
2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
4 Sea honroso en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.
5 Sea vuestra manera de vivir sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: De ningún modo te desampararé, ni te dejaré;
6 de manera que podemos decir confiadamente:
El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.
7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.
8 Jesucristo es el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos.
9 No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afianzar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.
10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven al tabernáculo.
11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre es introducida en el santuario por el sumo sacerdote como ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento.
12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
13 Salgamos, pues, adonde él, fuera del campamento, llevando su vituperio;
14 porque no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir.
15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
16 Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua; porque de tales sacrificios se agrada Dios.
17 Obedeced a vuestros pastores, y someteos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
18 Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.
19 Y os ruego con más insistencia que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto.
Bendición y saludos finales
20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, en virtud de la sangre del pacto eterno,
21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por medio de Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
22 Os ruego, hermanos, que soportéis estas palabras de exhortación, pues os he escrito brevemente.
23 Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viene pronto, iré a veros.
24 Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.
25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.
Dios y los ídolos
115 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros,
Sino a tu nombre da gloria,
Por tu misericordia, por tu verdad.
2 ¿Por qué han de decir las gentes:
Dónde está ahora su Dios?
3 Nuestro Dios está en los cielos;
Todo lo que quiso ha hecho.
4 Los ídolos de ellos son plata y oro,
Obra de manos de hombres.
5 Tienen boca, mas no hablan;
Tienen ojos, mas no ven;
6 Orejas tienen, mas no oyen;
Tienen narices, mas no huelen;
7 Manos tienen, mas no palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No tiene voz su garganta.
8 Semejantes a ellos serán los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.
9 Oh Israel, confía en Jehová;
Él es tu ayuda y tu escudo.
10 Casa de Aarón, confiad en Jehová;
Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.
11 Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová;
Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.
12 Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá;
Bendecirá a la casa de Israel;
Bendecirá a la casa de Aarón.
13 Bendecirá a los que temen a Jehová,
A pequeños y a grandes.
14 Aumentará Jehová bendición sobre vosotros;
Sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
15 Benditos vosotros de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
16 Los cielos son los cielos de Jehová;
Y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
17 No alabarán los muertos a JAH,
Ni cuantos descienden al silencio;
18 Pero nosotros bendeciremos a JAH
Desde ahora y para siempre.
Aleluya.
21 Como el crisol prueba la plata, y la hornaza el oro,
Así es para el hombre la boca del que lo alaba.
22 Aunque machaques al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pisón,
No se apartará de él su necedad.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.