The Daily Audio Bible
Today's audio is from the NET. Switch to the NET to read along with the audio.
La esposa infiel de Oseas, y sus hijos
1 Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beerí, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.
2 Comienzo de lo que habló Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria y engendra hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová.
3 Fue, pues, y tomó a Gómer, hija de Dibláyim, la cual concibió y le dio a luz un hijo.
4 Y le dijo Jehová: Ponle por nombre Jizreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jizreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel.
5 Y en aquel día quebraré yo el arco de Israel en el valle de Jizreel.
6 Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios a Oseas: Ponle por nombre Lo-ruhamá, porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo.
7 Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.
8 Después de haber destetado a Lo-ruhamá, concibió y dio a luz un hijo.
9 Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammí, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.
10 Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.
11 Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jizreel será grande.
El amor de Jehová hacia su pueblo infiel
2 Decid a vuestros hermanos: Ammí, y a vuestras hermanas: Ruhamá.
2 Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;
3 no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed.
4 Y no tendré compasión de sus hijos, porque son hijos de prostitución.
5 Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.
6 Por tanto, he aquí que yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con un muro, y no hallará sus sendas.
7 Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.
8 Pues ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ellos usaban para Baal.
9 Por tanto, yo volveré y tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino que había dado para cubrir su desnudez.
10 Y ahora descubriré yo su vergüenza delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.
11 Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus lunas nuevas, sus sábados y todas sus solemnidades.
12 Y haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: Mi salario son, salario que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y se las comerán las bestias del campo.
13 Y la castigaré por los días en que incensaba a los baales, y se adornaba con sus pendientes y sus joyas, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.
14 Por eso, he aquí que yo la voy a seducir y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.
15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí responderé como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.
16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishí, y nunca más me llamarás Baalí.
17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.
18 En aquel tiempo haré en favor de ellos un pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; y quebraré arco y espada y guerra fuera de la tierra, y haré que reposen seguros.
19 Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en rectitud, justicia, amabilidad y compasión.
20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.
21 En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra.
22 Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jizreel.
23 Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhamá; y diré a Lo-ammí: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.
Oseas y la adúltera
3 Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, y, con todo, adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, mientras ellos se vuelven a dioses ajenos, y se deleitan en tortas de pasas.
2 La compré entonces para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada.
3 Y le dije: Tú me permanecerás aquí durante muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.
4 Porque durante muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estela, sin efod y sin terafines.
5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y acudirán con temor a Jehová y a su bondad en el fin de los días.
La fe que vence al mundo
5 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
3 Pues éste es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
El testimonio del Espíritu
6 Éste es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
7 Porque tres son los que dan testimonio [en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra][a]: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque éste es el testimonio de Dios, que ha testificado acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
El conocimiento de la vida eterna
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, [y para que sigáis creyendo en el nombre del Hijo de Dios][b].
14 Y esta es la confianza que tenemos ante él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
16 Si alguno ve a su hermano cometiendo un pecado que no sea para muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea para muerte. Hay pecado para muerte, por el cual yo no digo que se pida.
17 Toda injusticia es pecado, y hay pecado que no es para muerte.
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no continúa pecando, sino que Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero yace en poder del maligno.
20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.
21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
El Salvador de Israel
Cántico gradual; de David.
124 Si Jehová no hubiera estado de nuestra parte,
Que lo diga Israel;
2 Si Jehová no hubiera estado de nuestra parte,
Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3 Nos habrían tragado vivos entonces,
Cuando se encendió su furor contra nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
5 Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.
6 Bendito sea Jehová,
Que no nos dio por presa a los dientes de ellos.
7 Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores;
Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la tierra.
5 El hombre que lisonjea a su prójimo,
Tiende un lazo delante de sus pasos.
6 En la transgresión del hombre malo, hay lazo;
Mas el justo cantará y se alegrará.
7 Conoce el justo la causa de los pobres;
Mas el impío no entiende sabiduría.
8 Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas;
Mas los sabios calman la ira.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.