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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Hageo 1-2

Exhortación a edificar el templo

En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:

Así dice Jehová de los ejércitos: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.

Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:

¿Es para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está en ruinas?

Ahora, pues, así dice Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.

Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal, recibe su jornal en saco roto.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.

Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y me complaceré en ella, y seré glorificado, ha dicho Jehová.

Esperabais mucho, y habéis hallado poco, y aun eso que habéis almacenado en casa, yo lo disiparé con un soplo. ¿Por qué?, dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, mientras cada uno de vosotros se apresura a edificar su propia casa.

10 Por eso retuvieron los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra no dio sus frutos.

11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo el trabajo de vuestras manos.

12 Y Zorobabel hijo de Sealtiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, escucharon la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, conforme le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.

13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.

14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,

15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.

La gloria del nuevo templo

En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:

Habla ahora a Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

Pues ahora, Zorobabel, ten ánimo, dice Jehová; ten ánimo tú también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.

Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.

Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;

y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.

La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.

Consulta simbólica a los sacerdotes

10 A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:

11 Así dice Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:

12 Si uno lleva carne santificada en el halda de su vestido, y con el vuelo de ella toca pan, potaje, vino, aceite o cualquier otra comida, ¿será ésta santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.

13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa del contacto con un cadáver, toca alguna cosa de éstas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.

14 Entonces respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.

Promesa de prosperidad agrícola

15 Ahora, pues, estad atentos desde este día en adelante: antes que pusieran piedra sobre piedra en el templo de Jehová, ¿qué era de vosotros?

16 Durante todo ese tiempo, venían al montón de veinte efas, y sólo había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y sólo había veinte.

17 Os herí con tizón, con añublo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.

18 Considerad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; considerad, pues, en vuestro corazón.

19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo han florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.

Promesa de Jehová a Zorobabel

20 Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:

21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo voy a sacudir los cielos y la tierra;

22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; volcaré los carros y los que montan en ellos, y se vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.

23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Sealtiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque a ti te escogí, dice Jehová de los ejércitos.

Apocalipsis 11

Los dos testigos

11 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el santuario de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

Y el patio que está fuera del santuario déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.

Y concederé a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.

Y si alguno quiere hacerles daño, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

Éstos tienen la potestad de cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen potestad sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces quieran.

Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.

Y sus cadáveres quedarán en la plaza de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.

Y gente de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres durante tres días y medio, y no permitirán que sean puestos en los sepulcros.

10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas atormentaron a los moradores de la tierra.

11 Y después de los tres días y medio, entró en ellos un espíritu de vida enviado por Dios, y se pusieron de pie, y cayó gran temor sobre los que los veían.

12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y en el terremoto murieron siete mil personas; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.

14 El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene rápido.

La séptima trompeta

15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y sonaron grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,

17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.

18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

19 Y el santuario de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se dejó ver en su santuario. Y se produjeron relámpagos, voces, truenos, terremotos y gran granizo.

Salmos 139

Omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia de Dios

Al músico principal. Salmo de David.

139 Oh Jehová, tú me has escrutado y me conoces.
Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
Percibes desde lejos mis pensamientos.
Escudriñas mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.
Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, te la sabes toda.
Por detrás y por delante me rodeas,
Y sobre mí tienes puesta tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Demasiado alto es, no lo puedo alcanzar.

¿Adónde me iré lejos de tu espíritu?
¿Y adónde huiré de tu presencia?
Si subo a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol trato de acostarme, he aquí, allí tú estás.
Si tomara las alas del alba
Y emigrara hasta el confín del mar,
10 Aun allí me alcanzaría tu mano,
Y me agarraría tu diestra.
11 Si dijese: Al menos las tinieblas me cubrirán,
Y el día se tornará noche alrededor de mí,
12 Ni aun las tinieblas encubren de ti;
Y la noche es tan luminosa como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13 Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me tejiste en el vientre de mi madre.
14 Te alabo, porque formidables, prodigiosas son tus obras;
Prodigio soy yo mismo,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fueron encubiertos de ti mis huesos,
Aun cuando en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión lo veían tus ojos,
Mis días estaban previstos, escritos todos en tu libro,
Sin faltar uno.
17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena;
Si llego al fin, estoy aún contigo.

19 ¡Ah, si matases al malvado!
¡Si los hombres sanguinarios se apartaran de mí!
20 Porque ellos hablan de ti engañosamente;
Tus enemigos se rebelan en vano contra ti.
21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos míos.
23 Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.

Proverbios 30:15-16

15 La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame!, ¡dame!
Tres cosas hay que nunca se sacian;
Y una cuarta que nunca dice: ¡Basta!
16 El Seol, la matriz estéril,
La tierra que no se sacia de aguas,
Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.